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| CAFAR|

Propuesta Concurso Provincial de Anteproyectos "Nuevo edificio de oficinas y actividades complementarias Caja de Farmacéuticos" 

Año: 2016

Autores: Valentín Ayala, Rodrigo Ballina Benítez, Rodrigo Cardoso, Luciano Del Valle, Justina González Landa, Florencia Pazos, Carlos Orruño, David Tozzetto y Lucía Wainberg. 

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MEMORIA

La subdivisión violenta de la ciudad actual nos lleva a considerar como un hecho corriente cuando la arquitectura empieza y termina en los límites municipales y medianeros. Sin embargo como ciudadanos de un mundo (¿quizás imaginario?) en busca de la flexibilidad y la eliminación de los límites tajantes, resulta inevitable comenzar a pensar un proyecto cuestionando dichas premisas, justificadas desde la ley pero ajenas a la esencia de la calle. 

¿Cuáles son aquellos intereses, que continúan latentes en la planificación de la ciudad y en el inconsciente de aquellos que participan en su construcción material, acentuando la fragmentación? ¿No es acaso opuesto a esta tendencia el comportamiento de los usuarios, que en su inocencia cotidiana ayudan a desdibujar esos límites, apropiándose de cada rincón vacante, proponiendo usos no proyectados?

Rafael Iglesia escribió hace algún tiempo un artículo de opinión titulado “lo urbano y lo imaginario”, donde problematiza la idea, específicamente el imaginario colectivo en dialéctica con la realidad, primero intentando definir qué entendemos por imaginario:

“…el imaginario social es colectivo, consensuado. Una imagen inefable que es para muchos. Dentro del imaginario social se pueden reconocer imaginarios urbanos que difieren de su génesis…Las imágenes sociales, como los mitos, las leyendas, las memorias colectivas, no son independientes de las experiencias concretas del mundo material, pero están ahí para ayudar a interpretarlo. Hay una dialéctica constante entre lo real y lo imaginario, que se vincula en una simbiosis. Relación que finalmente constituye lo que aceptamos como realidad social…”

El imaginario colectivo de la ciudad de La Plata coincide en general con una imagen sesgada, recortada, atrasada de lo que realmente es la ciudad hoy.

Diversos estudios de campo en la antropología de los últimos tiempos dan como resultado ejercicios en donde la gente asocia a la ciudad con una imagen estancada del cuadrado perfecto con sus diagonales y plazas cada seis cuadras. Una imagen de aquella ciudad/utopía que respondía a ciertos principios higienistas que consolidaban con equilibrio una sana vida social, que el tiempo y una descontrolada y extendida especulación inmobiliaria con complicidad municipal y falta de planificación, pervirtió. Este imaginario coincide casi plenamente con la idea de ciudad perfecta e inmutable, ya sea cuando un vecino la describe desde la palabra o cuando se le pide que la represente en un dibujo que la signifique. El hecho que motiva la expresión de esta preocupación y su consiguiente intento de traducción a todas aquellas acciones que realizamos como arquitectos, (pero sobre todo como ciudadanos) es el hecho de que aun siendo testigos y protagonistas de ella, muchas veces no somos capaces de revertirla o hacer algo por pensar las respuestas desde una postura crítica y propositiva. La pregunta sería ¿Qué es lo que hacemos, desde nuestro lugar, frente a aquellas situaciones que pretendemos transformar de alguna manera?

No hace falta más que volver a observar el concurso “La Plata dibujada” que se lanzó en vistas del centenario de la ciudad. En esa ocasión, lo que sorprende al revisarlo, es la existencia del croquis presentado por Clorindo Testa, el cual al ser comparado con el resto de los dibujos (incluso aquellos que recibieron premios y menciones) evidencia que su mirada no mira hacia el pasado, hacia la idea inicial de ciudad, sino hacia la realidad de lo que hoy ES. El resto de los croquis, muchos obrsa de residentes platenses, aluden a la persistencia de la forma de aquella planta fundacional, reafirmando una vez más esta abstracción que vive en el inconsciente de todos sus peatones. Testa titula su obra “La Plata y alrededores, 2974”, ya que realiza el dibujo sobre el cartografiado de la ciudad realizado por Geodesia, denominado “La Plata y alrededores, 1974”, modificando sólo un dígito, e imaginando allí un futuro posible. En ese imaginado futuro, las grandes inundaciones desplazan el centro de la ciudad hacia el sudeste, el eje principal responde a lo que hoy sería la avenida 13, colocándolo de forma perpendicular al proyectado en la fundación, los límites se tornan difusos y hasta desaparecen las diagonales. A pesar de esto, este dibujo no obtuvo premio ni distinción, y hoy no podemos evitar preguntarnos cuántas de esas ideas iniciales estáticas, continúan marcando el ritmo del desarrollo y crecimiento de nuestra ciudad.

“…Testa produce una imagen en la cual por medio del lenguaje cartográfico propone un futuro posible para la ciudad, donde no hay nostalgia por lo perdido ni decadentismo. Una representación “objetiva”, sin valoraciones, de un futuro posible…”  Ramiro Segura en “Vivir Afuera”

INTRODUCCIÓN

Es en este contexto en el cuál decidimos pararnos: sobre una idea de la ciudad de La Plata de aquí hacia el futuro y no hacia el pasado, donde el anteproyecto para el ‘edificio de oficinas y actividades complementarias de CAFAR’ aparece como nexo para llevar adelante una posible hipótesis de trabajo a la hora de pensar el desarrollo y crecimiento de la ciudad.

El edificio de esta manera aspirará a ser un elemento referente para futuras intervenciones, estableciendo críticas a algunos temas que consideramos esenciales, inherentes a la acción de proyectar.

El eje central reside en problematizar, por un lado, la secuencia de espacios públicos-semipúblicos-privados. La acción principal de la idea trasladada al proyecto es la de insertar un espacio público en el medio del edificio, elemento que generará una ruptura en lo formal y en lo programático, entendiendo que la dinámica de los espacios de encuentro no debería estar limitada sólo al nivel cero, como es costumbre y esencia en la ciudad, sino que éstos pueden comenzar a tomar partido para ordenar la composición de la ciudad en altura.

A su vez, la búsqueda formal se posiciona en la generación propositiva de variedad y ambigüedad, a partir del desdoblamiento del edificio en dos volúmenes que, si bien entendidos como una misma unidad funcional, generan un diálogo sutil con el edificio contiguo, posándose en parte sobre su espacio aéreo y generando una deliberada invasión de la proyección vertical de sus límites medianeros.

A partir de la premisa “unificar mediante el diálogo”, la búsqueda se plantea como un intento de desdibujar el orden preestablecido en sentido horizontal, y vertical. Los siguientes esquemas muestran una primera posibilidad de unidad mediante la ocupación de los dos terrenos, conformando un todo lleno que recompone las líneas medianeras. La propuesta planteada, en cambio, se desprende de las limitaciones verticales para moverse libremente en sentido horizontal, reafirmando la condición de ambigüedad y posibilidad.

LA CIUDAD | RELACIONES DE ESCALAS | ENTORNO

Según Daniel Libeskind, una intervención de gran tamaño debe intentar establecer relaciones adecuadas entre las diversas escalas urbanas: la calle, la manzana, la avenida, la metrópoli.

 

Los bloques agrupados, interconectados, vinculados, están colocados en un apilamiento irregular que se niega a resolverse en una forma única y produce diversas vistas desde perspectivas muy diferentes. Pero la verdadera consistencia de esta acción reside en el traslado del espacio público que reconocemos en la vereda al nivel +20.15m.

 

De la misma manera, la percepción del edificio cambia según sus múltiples usos internos.

La articulación de los bloques la realiza la variación del programa generando pequeñas rupturas (programáticas y formales). El bloque desplazado le aporta liviandad a la solidez aparente. Antes se le exigía a la arquitectura estanqueidad y permanencia, hoy se le pide flexibilidad, por lo tanto inestabilidad y libertad a la posibilidad de cambio.

 

¿Cómo debe ser generada la secuencia del espacio público al privado? ¿Debe el espacio público limitarse a los cinco metros de vereda determinada por la planificación municipal?

Se busca problematizar el posible futuro crecimiento de la manzana con cierta coherencia compositiva y rupturas permitidas que avasallen la lógica dominante de la propiedad privada por encima del interés común.

EL PROYECTO | FUNCIONAMIENTO

 

El edificio nace de una primera condición, que es la convivencia de dos tipos de programas utilizados por dos potenciales usuarios diferentes.

Por un lado un programa repetitivo y modular aunque flexible (plantas de oficinas 1120 m2, máximo uso), por el otro un programa de actividades complementarias a CAFAR, compuesto por usos comunes y semipúblicos (auditorio, salas de capacitación, bar/cafetería, gimnasio, archivo).

 

La composición programática a partir de esta condicionante es contundente, en dirección de una clara articulación. El programa de usos comunes es el que adopta la responsabilidad de aparecer en los quiebres del edificio vinculando la totalidad.

Se decide ubicar el auditorio en el nivel -3.00, buscando una bajada natural del público en la situación de máximo uso y de esta manera no forzar el sistema de movimiento vertical.

En el primer nivel, se logran situaciones de dobles alturas y balconeo hacia el hall de ingreso y se ubican programas de usos complementarios como lo son: salas de capacitación y área de lactancia. A partir de allí y hasta igualar la altura del edificio vecino de CAFAR se suceden plantas repetidas y flexibles en su armado para oficinas.

Allí es donde nace el quiebre, eje del proyecto, con la aparición de una planta pública en el nivel +20.00, los programas que lo componen son el bar y el gimnasio. La decisión que estructura el proyecto es la de utilizar en conjunto las terrazas de CAFAR existente y CAFAR complementario, duplicando la superficie, teniendo en cuenta lo existente y haciendo ciudad más allá de la vereda.

 

Por encima de dicha planta, el bloque del edificio se desfasa 4,50 mts ocupando el espacio aéreo de CAFAR existente y generando un edificio permeable en sus cuatro caras, evitando la generación de medianeras que ofrezcan un frente hermético a los terrenos colindantes.

Este bloque alberga las plantas de oficinas que completan los metros anteriormente mencionados, pero su distribución cambia ya que el núcleo (circulación y resistente) se posa en el centro liberando a su alrededor la organización compositiva de las oficinas, permitiendo a éstas organizarse según la ocasión de diversas maneras.

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